Legal design: la clave del éxito para el profesional del derecho

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La disciplina del legal design (Stanford 2005) se ha incorporado poco a poco a la prestación de servicios legales y lo ha hecho, pasando por diferentes fases o grados de aceptación en el ecosistema legal, pero cada día adquiere una mayor aceptación por parte de todos. La idea inicial de acercar el derecho o las cuestiones legales a la sociedad a través de diseño y herramientas visuales ágiles parece que se va consolidando.

Y es verdad que el legal design se planteó por Margaret Hagan, directora del Legal Design Lab de Stanford, como una disciplina con método, objetivos y resultados, muy encaminados a facilitar el acceso a la justicia. El interés por enfocar hacia el usuario que caracteriza al legal design tiene como objetivo la satisfacción con el producto final en la experiencia de usuario consumidor, pero también mejorar los procesos legales con guías visuales que colocan en el centro a la persona y sus derechos.

Es por todo lo anterior que van surgiendo proyectos empresariales y estudios de investigación académicos, proporcionando mayor solidez y contenido a esta disciplina a caballo entre el derecho, la tecnología y el diseño. Entre esos proyectos destaca el trabajo liderado por Katri Nousiainen, General theory of legal design in law and economics framework of commercial contracting, que busca resultados empíricos sobre legal design y ética en los contratos mercantiles.

La finalidad última del trabajo de Nousiainen, es medir científicamente el impacto y el valor del diseño legal y encontrar métricas para evaluar la eficiencia y la calidad en la práctica de la contratación mercantil. Según señala la abogada e investigadora, existe una gran necesidad de modificar los servicios, productos y procesos de contratación comercial con lenguaje sencillo, visuales y diseño centrado en el usuario: “Me interesa entender el impacto del diseño legal en la contratación comercial”.

En definitiva, Nousiainen, partiendo de su propia experiencia en el ámbito de la contratación mercantil, pretende elevar el concepto de legal design a la categoría de disciplina interdisciplinar en la que el derecho y la economía, como ciencias, puedan servir para analizar empíricamente los resultados de su aplicación en contratación y otros documentos legales, que según la propia investigadora van acumulando clausulas sucesivamente creando una contratación más integral pero menos ética y eficiente.

Existen buenos ejemplos de aplicación de legal design en la prestación de servicios legales por parte de despachos de abogados y asesorías jurídicas en países que están a la vanguardia de esta disciplina, como puede ser Finlandia. Pero aquello que parecía iba a ser como un lavado de cara del derecho se está convirtiendo en algo mucho más serio. En España, Laura Fauquer, defiende que “el legal design ha pasado de considerarse un valor añadido a ser una necesidad básica de supervivencia”.

La gran aportación que puede derivar del trabajo de Nousiainen es el hecho de poder convertir en tangible el diseño legal utilizado en un contrato o documento específico, determinar y calcular el valor económico que aporta y lo que es más importante,  apreciar la ganancia en eficiencia y confianza por parte del cliente o usuario final. Ese es su valor.

Parece por tanto que para tener éxito como profesional del derecho, ya no será suficiente con conocer la ley, sino que la ventaja competitiva de las firmas y profesionales radica hoy en día en la experiencia de cliente o usuario. Por tanto, como señala la propia autora, debemos diseñar legalmente nuestros servicios profesionales de manera que aporten un valor añadido medible al usuario final, y que los clientes vean que sus necesidades están siendo reconocidas y respondidas.

Desde este prisma, la utilización de legal design puede ser la clave para mejorar la actual calidad de la prestación de servicios legales, tanto en el ámbito privado como público.

Todos los operadores jurídicos, desde las Facultades de Derecho, colegios profesionales, instituciones públicas, hasta firmas de abogados y asesorías jurídicas deberían, si no lo han hecho ya, empezar a conocer la disciplina del legal design y aplicarla en su práctica profesional. Ese conocimiento les aportara valor, sin lugar a dudas.


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