El concepto de Responsabilidad Digital Corporativa (CDR por sus siglas en inglés) está pasando a ocupar una posición nuclear en la organizaciones e instituciones.
De acuerdo con el manifiesto de los CDR, la Responsabilidad Digital Corporativa es un conjunto de prácticas y comportamientos que ayudan a una organización a utilizar los datos y las tecnologías digitales de manera que se perciba como social, económica y ambientalmente responsable.
Por tanto, la CDR es una extensión de las responsabilidades de una empresa que tiene en cuenta las oportunidades éticas y los desafíos de la digitalización y según los expertos es probable que la CDR se convierta en un diferenciador para las organizaciones, permitiéndoles ganar y mantener la confianza de las partes interesadas y una ventaja competitiva (Koch y Windsperger, 2017).
En cuanto a los ámbitos que abarcaría esta responsabilidad, de la misma manera que se definen las responsabilidades propuestas en la pirámide de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) desarrollada por Carroll en la década de 1990 (Carroll 1991 ), los investigadores en la materia proponen que las responsabilidades digitales corporativas también abarquen cuatro niveles diferentes, es decir, económico, legal, ético y discrecional (Herden, CJ, Alliu, E., Cakici, A. et al., Corporate Digital Responsibility, 2021).
Ahora bien, la Responsabilidad Digital Corporativa no es solo RSE con la palabra ‘digital’. Aunque comparten la misma estructura general, CDR combina principios éticos de transformación digital con prácticas comerciales responsables y más sostenibles. El resultado es un marco organizativo para el siglo XXI (Tim Frick, What is Corporate Digital Responsibility?, 2022).
Muchos ya se han puesto a trabajar en la construcción de un marco conceptual global que sirva de guía a la gestión empresarial e institucional responsable. Así, por ejemplo El Manifiesto Internacional de los CDR incluye 7 principios nucleares de la CDR (The Seven Core Principles of International Definition of Corportate Digital Responsability).
En lo que hace referencia al sector legal, empiezan a surgir inquietudes en este tema y también se están creando plataformas y asociaciones que trabajan en la configuración y definición de lo que serían los principios propios en esta materia. Una muestra de ello es la iniciativa liderada por el Liquid Legal Institute (LLI, Jolanda Rose y Bernhard Waltl) que busca crear una comunidad interdisciplinar de profesionales que defiendan los principios de la CDR para el sector legal.
La propuesta del LLI parte del concepto global de CDR, pero resalta las particularidades que presenta en el sector legal, identificando varias dimensiones que califican de relevantes. Rose y Walt (Responsible Innovation, CDR, and the Legal Sector), destacan la necesidad de crear un marco específico de CDR para el sector legal, en cuya configuración participen, profesionales, instituciones publicas y académicos, y de esa manera no ir a remolque del avance que en esta materia se está produciendo en otros sectores.
Todo este esfuerzo colectivo se traduciría en la configuración de un conjunto de principios de responsabilidad digital para el sector legal incluyendo la innovación digital responsable.
Los líderes de esta plataforma abierta, de entrada han detectado una serie de puntos clave en los que hay que trabajar para conseguir configurar esa responsabilidad de la comunidad jurídica que pueden sistematizarse de la siguientes manera:
Puntos relativos a los profesionales
Salud y bienestar: van referidos a definir cómo se puede utilizar la tecnología para combatir el deterioro del bienestar mental existente entre los profesionales del derecho y cómo se pueden controlar los riesgos para la salud inherentes a la digitalización.
Puntos relativos a las organizaciones
Diversidad e inclusión: relativos a cómo puede la digitalización promover, y no obstaculizar, el avance de las minorías en la industria legal y también, de que manera se podría mejorar la accesibilidad al asesoramiento legal para las personas con discapacidad.
Puntos relativos a la prestación del servicio legal
Sistemas digitales e IA: por un lado, comportaría la necesidad de crear un código de conducta legal para el uso de sistemas de IA en la profesión legal y por otro, cómo pueden las Operaciones Legales mejorar responsablemente la prestación del servicio legal.
Propuesta muy interesante y sin lugar a dudas necesaria en el sector legal, abierta a todos aquellos que quieran participar en la configuración y definición de este marco global de CDR.
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